LA SALUD DE LOS AFILIADOS Y DEL SISTEMA QUE NOS AMPARA
01/08/2015
Esc. Enrique Crispino (Director de CNSS)
El cuidado de la salud y la existencia de un sistema que la ampare es una preocupación de todas las personas y, especialmente, como es obvio, de quienes somos personas mayores.
Y, en tanto los afiliados a la Caja Notarial tenemos un sistema de salud propio –aunque ahora insertado en uno general- el futuro de nuestra salud está muy vinculado a la salud futura de ese sistema.
Para analizar el presente y futuro del Sistema Notarial de Salud se hace ineludible un poco de historia.
En el año 2004, con la finalidad de hacer viable un Sistema preocupantemente deficitario, el SNS se organiza sobre la base de la contratación de servicios de salud, concentrando la asistencia en el Hospital Británico (que se mantiene hoy como prestador de salud a más de los dos tercios de los afiliados) y además se racionaliza la organización de las prestaciones, especialmente en el Interior del País.
Más recientemente, el Sistema Nacional de Salud, de creación legal, introdujo profundos cambios. Sintéticamente, en lo que a nosotros concierne, estableció la contribución obligatoria de todos los afiliados de la Caja a ese Sistema, que, a su vez, tiene a su cargo la cobertura global de salud.
Las arduas negociaciones y tratativas del Directorio de ese entonces (al igual que la de otros colectivos prestadores de salud afectados por el nuevo sistema) dieron lugar a la inserción del SNS en el sistema general, con estas características:
– Posibilidad de seguir recibiendo los usuarios las mismas prestaciones en el Hospital Británico, pero haciendo un aporte adicional al Fondo Nacional de Salud (FONASA);
– Obtener una importante capitalización del Fondo de Salud de la Caja Notarial, reteniendo desde el año 2011 y hasta el 2014 en forma progresivamente decreciente, los aportes de los afiliados de la Caja Notarial al Fonasa;
– Posibilidad de que el SNS continuara brindando las prestaciones complementarias tradicionales (lentes, audífonos, prótesis, traslados, etc.), a las que se han venido agregando con los recursos propios del Fondo de Salud, algunas otras prestaciones maternidad, urgencia y emergencia en el Interior).
Hecha esta introducción, intentaremos entonces ver cuál es la salud de nuestro SNS, es decir, hacer un sintético análisis de los equilibrios presentes y futuros del Fondo de Salud, considerando para ello sus actuales ingresos y egresos y la forma como ellos podrían evolucionar de aquí en más.
Los principales recursos (ingresos) que a partir del año 2015 tiene el Fondo son:
a) Los aportes que el FONASA vierte al Hospital Británico por cada afiliado cotizante al Sistema Nacional, que tienen como monto máximo la contribución (“cápita”) que el Sistema Nacional estableció para cada categoría de usuarios, en función de su edad y sexo;
b) Los copagos que hacemos los afiliados;
c) Las rentas (intereses) que el capital de Fondo de Salud notarial genera.
Y los principales egresos son:
a) Los costos asistenciales del Hospital Británico;
b) El costo de las prestaciones complementarias ya referidas,
c) Los gastos de administración del propio Fondo.
La experiencia de funcionamiento durante el año 2015 (en el que ya no hubo retención de ningún aporte a Fonasa) indica que el Fondo de Salud de la Caja Notarial está económicamente equilibrado.
La sustentabilidad futura del Fondo, en tanto se estima que los ingresos no tendrán grandes variaciones en términos reales, dependerá de si aumenta sustancialmente el número de sus usuarios (lo que no parece probable) y de cómo evolucionen sus egresos.
Dentro de ellos, los indicados en los literales b) y c) antecedentes (costo de prestaciones complementarias y gastos de administración), no parecen tampoco que vayan a tener variantes significativas y, sustancialmente, son controlables por la propia Caja.
El factor entonces que puede introducir incertidumbre sobre la viabilidad futura del Fondo de Salud, es el resultante de los costos asistenciales. Y esto por varias razones:
En primer lugar, existe una tendencia mundial sostenida a que los costos de la salud de la medicina aleopática se incrementen por encima de los otros (la llamada “inflación de los costos de salud”); así , por otra parte, ha ocurrido históricamente en la Caja, con los distintos modelos de prestación de salud.
En segundo lugar, los costos asistenciales, como todos sabemos, dependen en gran medida de la edad del usuario. Y si bien hasta ahora el acuerdo que tenemos con el Hospital Británico supone una cuota única para todos los usuarios, a nadie puede escapar que el prestador de salud toma en cuenta la composición etaria del colectivo amparado, para fijar esa cuota.
Y el riesgo que tenemos en nuestro SNS es que probadamente, de acuerdo a los estudios realizados, se han venido dando en los últimos años, dos fenómenos que son a estos efectos negativos : por un lado, el envejecimiento general de la población notarial y, por otro lado, el llamado efecto de “antiselección” en la conformación del grupo amparado, derivado de la circunstancia de que quienes permanecen en el sistema son las personas de edad mediana o avanzada (los más “caros” en cuanto a costos asistenciales) y que quienes mayoritariamente optan salir son los más jóvenes (los más “baratos” en cuanto a costos asistenciales). Ambos efectos han provocado que la edad promedio de la población amparada haya aumentado más de tres años desde agosto de 2011 a marzo de 2016.
Todos estos factores indican que el costo de la cuota del prestador asistencial de salud, puede ser un factor de riesgo para la sustentabilidad futura del sistema.
Como consecuencia de ello, el Directorio de la Caja Notarial actuando en la forma seria y previsora que caracteriza a nuestro Instituto, viene analizando el tema y considerando alternativas de solución. Una de ellas es el establecimiento de cuotas (a pagar al prestador de salud) y de copagos (a abonar por los usuarios) diferenciales, en función de la edad del usuario. De esta forma se procuraría atenuar el efecto perverso que el aumento de la cuota única promedio generaría en la antiselección de los usuarios más jóvenes.
En esta entonces, como en otras oportunidades, el desafío de la Caja Notarial es analizar su presente, indagar sobre sus posibles dificultades de futuro, analizarlas, y poner en práctica en tiempo y forma las soluciones que contribuyan a asegurar la viabilidad futura de la Institución y de todos sus servicios.